Atrio

Espacio descubierto, y por lo común cercado de pórticos, que hay en algunos edificios. (RAE)

Con esta definición se refiere el diccionario de la RAE a un espacio descubierto o patio que comúnmente, es decir, por lo regular pero no siempre, está rodeado de pórticos o soportales. Esta proposición supone una evolución del primitivo concepto del atrio con una deriva desde el espacio cubierto hacia el descubierto. Puede verse a continuación:
	El atrio constituía una pieza fundamental de la casa (domus) romana. Estaba formado por un recinto porticado sobre columnas en cuyo centro se abría un espacio a modo de pequeño patio para la ventilación del hogar y la recogida del agua de lluvia que recibían sus tejados y que vertían en el impluvium o cisterna. En torno al atrio se disponían las estancias domésticas que se han omitido en el gráfico adjunto. Hay que hacer hincapié en que el atrio no era el espacio descubierto, denominado compluvium, sino la estancia en su conjunto, y que la zona propiamente habitable era la porticada cubierta.
Los primitivos templos adoptaron en ocasiones la idea del atrio doméstico e incorporaron a los pies de la nave o naves un espacio porticado que dejaba en su interior no ya un reducido área al estilo del compluvium sino un verdadero patio de gran proporción superficial en relación a la del atrio en su conjunto. Este atrio era accesible a todas las personas, fieles o no, tenía un aspecto y comportamiento similar al de los posteriores claustros monásticos y era lugar de confluencia previa a la entrada a la iglesia.

El atrio medieval acabó dando primacía al espacio descubierto frente al porticado y reduciendo las galerías a simples arcuaciones o incluso a meras columnas exentas, muretes u otros elementos de contorno que enmarcaban y definían el atrio como espacio enteramente exterior y abierto.