Ábside

Parte del templo, abovedada y comúnmente semicircular, que sobresale en la fachada posterior, y donde se instalaban el altar y el presbiterio. (RAE)

Se refiere el diccionario de la RAE a la «fachada posterior» porque la opuesta, la occidental, suele ser la que contiene la portada de acceso y se tiene por anterior. Es más frecuente considerar esa supuesta fachada principal como los pies del templo, por lo que se dice que el ábside se emplaza en la cabecera.

Normalmente el ábside es de planta semicircular, pero no es raro encontrarlo de otras formas geométricas, abundando el de planta cuadrada o rectangular y el poligonal de mayor número de lados, como el octogonal o dodecagonal. La cubierta, también por lo general, es abovedada en cuarto de esfera u horno, sin descartar otras formas de bóveda, como la gallonada en el caso de planta poligonal, o la de arista.

 

Cuando existe más de una nave es frecuente que se rematen todas ellas con su respectivo ábside. En tales casos, los ábsides secundarios son de menor diámetro y altura que el central.
Un caso menos frecuente es el de los ábsides adosados al transepto abiertos a modo de capillas en el lado este y distribuidos simétricamente con respecto a la nave. El propio ábside principal, cuando posee dimensiones suficientes, puede ir lobulado con una serie de ábsides menores, también llamados absidiolos, que forman una corona de nichos o pequeñas capillas absidiales en su rededor. En particular, al ábside central pueden unírsele otros dos ábsides complementarios para formar un conjunto que se conoce como «ábside tricónquido».

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