Proviene de la arquitectura clásica greco-romana en la que se solía adornar con figuras perladas y discos. En el arte románico está constituido normalmente por una moldura de tipo bocel.
Aunque conceptualmente el astrágalo constituye un elemento inherente al fuste al que circunda, en la práctica suele formar un todo con el capitel como parte inferior de su tambor, lo que se aprovecha para integrarlo en la ornamentación de éste. Es el caso de este capitel de Silos cuyas arpías se aferran con sus garras a dicha moldura. |