Fotografías antiguas
Segovia (Capital)


Localización | San Andrés | San Clemente | San Esteban | San Juan de los Caballeros | San Martín | San Millán | San Nicolás | San Quirce

El archivo fotográfico legado por el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso contiene un grupo de dieciséis fotografías dedicadas a algunas de las iglesias románicas de la ciudad de Segovia. Todas las placas de cristal sobre las que están hechas estas fotografías fueron rotuladas por su autor indicando la iglesia a la que corresponden pero sólo en alguna de ellas está consignada la fecha. No obstante, existen razones para afirmar que las que no están datadas se tomaron en los últimos años del siglo XIX o primeros del XX, es decir, en un periodo que abarcaría entre 1898 y 1908. Las fotografías que sí están fechadas expresamente corresponden al año 1927; al presentarlas indicaré de cuáles se trata.

Tiene como único propósito esta página dar a conocer las referidas fotografías hasta ahora inéditas y posibilitar la comparación con otras que muestran el estado actual de los monumentos; en ningún caso se trata de ofrecer un estudio en profundidad de las iglesias en cuestión.

Localización


Localización de las iglesias en un mapa de Google

San Andrés


Se encuentra en la calle Daoiz, en las proximidades de la Catedral. Erigida probablemente a principios del siglo XII, su primitiva fábrica románica ha llegado hasta nosotros muy alterada e interiormente enmascarada por los añadidos barrocos. Al exterior es de destacar la torre y el ábside principal, originariamente único, al que se añadió en el siglo XIII una capilla a modo de segundo ábside de planta semicircular por el interior y poligonal de siete lados por el exterior.
El transcurso de algo más de un siglo entre estas dos imágenes es el que ha dado lugar a la evolución que se advierte con facilidad: ha desaparecido el cuerpo de edificación adosado al ábside meridional así como el que estaba inserto entre ambos ábsides; se ha retirado el revoco con el falso despiece pintado sobre el mismo para dejar a la vista el aparejo de las fábricas de mampostería encintada y las labores de ladrillo en la torre; se han restaurado las ventanas del ábside menor que muestran ahora el arco de medio punto soportado por esbeltas columnillas.
Aunque ajeno a la construcción, también se ha sustituido el típico paisano portador de boina y cesta por un moderno automóvil.

San Clemente


En la avenida Fernández Ladreda, próximo a la plaza sobre la que se eleva el Acueducto, este templo románico del siglo XIII está al servicio de una comunidad de monjas de María Reparadora, por lo que no es fácil acceder a su interior. Posee una sola nave encabezada por un ábside en hemiciclo y una galería porticada al mediodía de la nave que se prolonga hacia el este con una capilla dotada de su propio ábside. El acceso al templo se efectúa por una portada abierta en el muro sur bajo la galería, mientras que en el occidental existe otra magnífica portada tabicada y fuera de uso desde hace tiempo por quedar muy por encima del nivel de la calle.
El derribo de la construcción que ocultaba el ábside menor permite ahora que se vislumbre éste en la imagen actual tomada desde similar punto de vista pero sin el estorbo de una construcción próxima ya inexistente. Lo que más llama la atención es la sustitución de los basamentos individuales de columnas y pilastras por un podio corrido sobre el que descansan aquellos elementos estructurales dotados de bien molduradas basas. El alero también se ve muy restaurado.
El farol de gas, quizás entonces ya en desuso, convivía no obstante con la "moderna" bombilla incandescente eléctrica.

San Esteban


La iglesia de San Esteban ubicada en la plaza del mismo nombre es, por su torre declarada Monumento Nacional el 12 de diciembre de 1896, un verdadero icono de la ciudad de Segovia. El templo, románico en su origen, está tan adulterado por las reformas que ha sufrido a lo largo de los siglos que poco le queda de su fábrica primitiva. Sí conserva de los siglos XII-XIII la galería porticada y la torre que fueron adosadas a la iglesia en un momento posterior a la construcción de aquélla.

La torre sufrió un incendio como consecuencia de un rayo y devino en situación ruinosa. Tras ser declarada Monumento Nacional como ya se ha dicho hubo que actuar en ella inmediatamente (hacia 1898) rodeándola de un andamiaje que a la vez le diera estabilidad y permitiera realizar trabajos de desmonte y reposición. Es precisamente una parte de ese andamiaje el que se ve en primer plano de la adjunta fotografía.
En una somera comparación con el estado actual se advierte que los dos arcos extremos de la derecha de la galería, y el anterior parcialmente, están tabicados. También se aprecian las notables diferencias entre las ventanas actuales de la nave meridional que asoman por encima de la galería y las que había antes. Pero si se analizan con meticulosidad ambas imágenes, antigua y reciente, las diferencias son muchas más que las enunciadas.
Hay que tener presente que, como nos cuenta Carlos de Lecea García en su libro Los Templos antiguos de Segovia publicado en 1912, «La galería ó atrio vino al suelo, aplastada por el ciclón que derribó sobre ella el enorme andamiaje de la torre». Estuvo así mucho tiempo sin que se hiciera nada por su reconstrucción, hasta el punto de que el propio Lecea ponía en duda el que fuera a restaurarse: «Muy de sentír será el que la reparación de ambas partes del edificio (torre y galería) no se verifique por completo, ni se las restituya su belleza primitiva». Cuando por fin se restauró se reaprovecharon diversos materiales pero se montaron sin estricta atención a como estaban con anterioridad; aparte de eso hubo que reponer casi todos los fustes, la mayor parte del alero con sus canecillos y otros elementos.
A continuación se presenta una galería de imágenes donde se comparan los capiteles actuales con los que se constatan en la antigua fotografía.

San Juan de los Caballeros


Cuando Carlos de Lecea describe esta iglesia en 1912 dice ser propiedad del ceramista Daniel de Zuloaga cuyo sobrino Ignacio de Zuloaga tenía también instalado en ella su taller de pintura. Cuenta con nostalgia que el 18 de febrero de 1835 fue bautizado allí y que no obstante, desacralizada y enajenada, fue «convertida después por el comprador en almacén de maderas y cocherón de carros fúnebres». Lo que hoy perdura, más o menos alterado por las adaptaciones para los diversos usos a que ha sido destinado el templo hasta llegar al de actual museo Zuloaga, proviene en su mayor parte de final del siglo XII y principio del XIII. Según el propio Lecea las partes más antiguas datan de la época visigoda.
Se trata de una iglesia de tres naves, las laterales muy estrechas, y tres ábsides, el principal en correspondencia con la nace central y los otros dos abiertos al muro oriental del transepto, uno a cada lado. Posee una galería porticada que corre por la fachada meridional con vuelta por la occidental hasta dar con el atrio que aloja la portada de acceso por esa orientación. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1931.

El cambio experimentado, bien apreciable en estas imágenes separadas en el tiempo por algo más de un siglo, es radical: se ha restituido la galería a su estado primitivo descegando las arcadas, se han abierto todos los huecos de la torre, se han rehecho las cubiertas dotándolas de aleros protectores, se ha desencalado y restaurado la sillería, etc. El espacio campal que rodeaba el templo se ha urbanizado y ajardinado, si bien esto impide hoy tener una visión de conjunto amplia y sin obstáculos. Es muy conocida una fotografía similar tomada por Jean Laurent hacia 1873, perteneciente al Instituto del Patrimonio Cultural de España y que puede verse aquí, en la que no aparece la ropa tendida frente a la puerta meridional pero sí la hay esparcida por el suelo sobre matojos con el mismo propósito de secadero.
Lo que más destaca de estas imágenes es la transformación de la cubierta del crucero y del ala norte del transepto con eliminación de los desvanes que se cobijaban bajo ella. De esta forma han quedado exentos los huecos de la torre, habiéndose descegado los que lo estaban.
Una visión parcial que muestra la galería occidental y la portada del atrio en la que había un portalón que luego fue retirado. Se aprecia que la portada había perdido los capiteles y las columnillas acodilladas, quedando las arquivoltas relativamente bien conservadas y las jambas en muy mal estado. La arquería se encontraba cegada al igual que la de la fachada sur, aunque en esta no se habían encalado las enjutas.
Si bien las fotografías anteriores están realizadas en el entorno de 1900, esta imagen fue captada en septiembre de 1927, en un momento en que su propietario, Daniel Zuloaga (fallecido unos años antes, en 1921), había llevado a cabo ya determinadas obras de adecentamiento y adaptación a sus necesidades como sede de su taller de cerámica y del de pintura de su sobrino Ignacio. Se observa enseguida que la arquería ha sido completamente restaurada luciendo sus columnas de doble fuste y sus capiteles, aunque se ha cerrado por el interior para aprovechar ese espacio. Por otra parte, en el ángulo inferior izquierdo de la foto se ven los capiteles de la portada restituidos lo que da a entender que se había restaurado toda la portada.

San Martín


Se alza en el centro de la ciudad, en plena Calle Real junto a la Plaza Mayor. Iglesia de origen románico y de ajetreada existencia conserva como elemento distintivo una galería porticada que la envuelve por todos los costados menos por el oriental.
En la fecha en que está tomada esta fotografía existían cuerpos de edificación en torno a los ábsides que fueron más tarde demolidos, pero que no aparecen en esta imagen. Lo que aquí se refleja no ha cambiado sustancialmente, como no sean los huecos ventanales que asoman por encima de la galería.
Tampoco estas imágenes difieren mucho entre sí. Únicamente se observa que los fustes y las basas de las columnas de la arquería han sido renovados y que se han picado los guarnecidos de los muros por encima de los arcos.
Esta fotografía está datada por su autor en septiembre de 1927. Es, pues, dos o tres décadas posterior a las anteriores y evidencia que la galería meridional no se había alterado durante ese tiempo.

San Millán


La Iglesia de San Millán, como la de San Clemente, se encuentra en la Avda. Fernández Ladreda y casi enfrente de aquella. Fue declarada Monumento Nacional en 1931. Iglesia de tres naves con sus ábsides correspondientes y galerías porticadas por tres costados, presenta similitudes más que casuales con la catedral de Jaca, seguramente por la influencia aragonesa durante el periodo de su construcción, a principios del siglo XII, debido al matrimonio de la reina Urraca de Castilla con Alfonso I el Batallador.
Se han producido en este templo notables transformaciones a lo largo del siglo XX de las que dan fe las presentes imágenes. Se ha destabicado la galería devolviéndole su función de pórtico meridional, se ha remodelado la cubierta de las naves y, sobre todo, ha desaparecido el añadido que ocultaba el frente del brazo sur del transepto y parte de la galería, apreciándose todavía en el hastial las heridas en forma de profundas rozas que ha dejado la intrusa construcción.
La cabecera se ha visto liberada del cerramiento bajo que ocultaba parcialmente los ábsides, así como de la sacristía referida al comentar las imágenes anteriores que se apoyaba en el ábside principal. Se ha abierto la ventana axial de este ábside reponiendo las columnillas y demás elementos perdidos, y también se ha abierto la ventana del ábside del evangelio. La torre se ve ahora enlucida con mortero sobre el que se ha practicado un esgrafiado.
En esta vista de conjunto desde el ángulo suroriental se compendia lo que de forma más particularizada nos mostraban las fotografías anteriores. En primer plano tras la tapia la espaciosa sacristía que perturbaba todo el edificio románico y ocultaba enteramente el ábside de la nave de la derecha.
Esta fotografía, irrepetible hoy pues la ordenación urbanística del entorno no permite posicionarse en el punto desde el que fue tomada en su día, deja ver la iglesia al fondo entre construcciones, tapias y huertos que son un recuerdo del pasado.

San Nicolás


De la iglesia románica de San Nicolás casi no queda otra cosa que la cabecera y la torre, lo que se recoge precisamente en estas imágenes. Su comparación pone de manifiesto que ha desaparecido la sacristía adosada al ábside mayor, que se han reparado las grietas que recorrían verticalmente la parte cimera de su fábrica, que se ha repuesto el husillo de acceso a la torre, que se ha restaurado el podio sobre el que se asienta el ábside principal y que, en general, se han acondicionado todos los paramentos exteriores del ábside menor y de la torre.

San Quirce


Esta iglesia dedicada a San Quirce o San Quílez se encuentra en la calle que lleva su mismo nombre, cerca de San Nicolás y de San Esteban. Cuenta con una sola nave rematada por un ábside semicircular al que se adosó una capilla dotada también de su propio ábside de menos tamaño y altura que el anterior. A poniente de esta capilla y al norte de la nave se alza la torre cuadrada. Posee dos portadas, ambas de orientación septentrional, una abierta en el muro de la capilla y otra casi en el centro de la nave. Tuvo culto hasta 1847, fecha a partir de la cual ha conocido diversos propietarios y usos, todos ajenos al religioso para el que fue concebida. En 1884 decía José María Quadrado refiriéndose a la capilla mayor: «...hoy profanamente convertida en pajar...», y Carlos de Lecea, en 1912 se expresa de forma similar sobre la iglesia: «...no siendo hoy más que un mísero almacén de paja á cargo de las Factorías Militares de esta plaza...». En 1927 la adquirió la Universidad Popular de Segovia, perteneciendo en la actualidad a la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.
El uso de almacén que se le daba en el momento de la realización de esta fotografía (hacia 1900) queda patente en la misma. En la restauración de que ha sido objeto se cerró el portalón cuya apertura había ocasionado el destrozo de la ventana axial del ábside y se repuso ésta de alguna manera. Los fustes parece ser que proceden de la torre de San Esteban, de cuando aquella fue desmontada tras un incendio y rehecha. Todo el lienzo exterior del ábside se ha enfoscado, incluso la parte baja de las jambas de la ventana cuyos sillares perdidos no han sido sustituidos.

Congratulándonos de que se haya recuperado el prístino aspecto de este ábside sólo hay que lamentar el desatinado acierto con que una mano profanadora ha ido a plantar la llamativa señal de tráfico de doble función obstructiva: para impedir que los vehículos circulen en esa dirección y que los cándidos visitantes puedan admirar serenamente, y menos fotografiar, tan hermosa pieza de arte.

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