Fotografías antiguas
San Juan de Baños


Localización | Presentación del monumento | Documentos gráficos | Restauración de M. Aníbal Álvarez

Dentro de la colección de fotografías antiguas (1895-1927) de la que es autor el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso se encuentran las tres que se reproducen aquí en el apartado dedicado a Documentos gráficos relativas a San Juan de Baños, monumento en el que intervino como restaurador, razón por la que adquieren un valor histórico y documental de mayor interés.

Localización


Localización de las iglesias en un mapa de Google

Presentación del monumento


No es propósito de esta página hacer un estudio profundo y detallado de la basílica de San Juan de Baños, sino ofrecer el marco en el que exponer unas fotografías de finales del siglo XIX ilustrativas de la situación de este monumento en aquellas fechas. Baste pues con hacer una breve reseña de tan insigne construcción visigoda.

Se encuentra en la localidad de Baños de Cerrato perteneciente al municipio de Venta de Baños (Palencia).

Una inscripción tallada en una placa de mármol colocada sobre la clave del arco triunfal da noticia de que el templo fue dedicado a San Juan Bautista por el rey Recesvinto en la era 699, es decir, en el año 661 de nuestro calendario. La autenticidad de esta inscripción viene avalada por la propia tipología de la construcción que, aunque parcialmente modificada en el transcurso de los tiempos, conserva los suficientes elementos de origen visigodo como para no tener duda de su filiación estilística y datación aproximada.

Se trata de un templo de planta basilical de tres naves, la central precedida de un atrio al que se accede bajo arco de herradura. Están separadas las naves por arquerías que descansan sobre cuatro columnas a cada lado, siendo éstas de jaspe de variados tonos y de diferentes diámetros y gálibos, lo que, unido también a la diversidad de basas y capiteles, denota procedencias dispares de edificios seguramente romanos. La cabecera tal como se encuentra en la actualidad, aunque en origen no fuese así, es recta al exterior y compuesta por tres capillas absidales separadas por muros medianeros.

Documentos gráficos


Las tres fotografías inéditas que se muestran a continuación, contrariamente a lo que sucede con otras del mismo autor, no están datadas. No obstante, hay indicios suficientes para concluir que están tomadas en los primeros meses de 1897. En efecto, mientras se estudiaba el informe de Francisco Simón Nieto apoyando la solicitud de la Comisión de Monumentos de Palencia en favor de la declaración de Monumento Nacional y se elaboraba la Real Orden de 26 de febrero de 1897 que así lo acordaba se encargaba a M. Aníbal Álvarez la redacción del oportuno proyecto de restauración cuyas obras habrían de iniciarse inmediatamente después.

Del somero análisis de estas fotos se deduce que no se habían llevado a cabo todavía las reformas que en el apartado siguiente se recogen. Es más, en una de las fotografías aparece un operario provisto de una cinta tomando información métrica para la posterior actuación; en otra, la presencia de una escalera en un lugar sin signos de estarse realizando obra alguna sugiere la utilización de la misma en tareas de toma de datos. M. Aníbal Álvarez, al igual que los demás investigadores, la usaba en estos casos y así lo pone de manifiesto cuando visitó por primera vez la ermita de San Baudelio en Casillas de Berlanga y se lamentaba de que: «... no habíamos hecho prevenir las escaleras y útiles necesarios para realizar la medición completa de todos sus elementos ...».

No obstante la baja calidad de la imagen por el deterioro que ha sufrido la emulsión de su placa de vidrio, se deja ver el estado del conjunto antes de la restauración. Se aprecia la ventana del testero de la nave derecha que fue cerrada por M. Aníbal Álvarez, otro hueco en el zócalo del muro lateral de esa misma nave que también se cerró, el defectuoso remate de la cubierta en el hastial de la nave central y, en general, el lamentable aspecto de toda su fábrica. Las diferencias con respecto al estado actual se advierten fácilmente comparando esta foto con la que encabeza esta página.

El interior se encontraba guarnecido de yeso y encalado, ocultando la chambrana del arco triunfal y otros relieves y molduras. El zócalo de los muros muestra signos de fuertes humedades. Al fondo de la capilla central se aprecia la ventana desfigurada y cegada, destacando en este espacio la ausencia del altar pues hasta la restauración de Adolfo Fernández Casanova en 1881 había permanecido cerrada y convertida en sacristía. . La imagen actual tomada desde un punto de vista similar ofrece un contraste suficientemente elocuente. Toda esa limpieza interior, amén de otras cosas, se debió a la restauración de M. Aníbal Álvarez.

Esta imagen corresponde al tramo central del muro de la cabecera, el que contiene la ventana que debía iluminar la capilla principal. Dicha ventana se ve cercenada en la parte inferior y toscamente cegada. En este detalle pueden apreciarse las dos piezas que cumplen función de imposta bajo el arco de herradura labradas con un motivo de trenzado muy característico de la ornamentación visigoda. Algunas de las dovelas están rehechas aunque la mayor parte de la sillería en torno a la ventana es original.

Restauración de M. Aníbal Álvarez


Llevó a cabo una serie de intervenciones entre los años 1897 y 1902 consistentes básicamente en tareas de conservación, estudios arqueológicos y vallado del recinto para su protección. Pero aparte de lo que hizo importa mucho dejar claro aquí lo que no hizo, y fue esto el postizo de la espadaña que frívolamente y sin ningún fundamento le atribuye Pedro Navascués Palacio y, tras él, los que le siguen a ciegas y sin criterio propio.

Dice el citado Navascués en su libro La restauración monumental como proceso histórico: el caso español, 1800-1950, pág. 313: «Manuel Aníbal Álvarez restauró otros monumentos en la provincia de Palencia, como San Juan de Baños, iglesia visigoda a la que añadió, por ejemplo, una gratuita espadaña, que todavía sigue despistando a muchos». Pues, no; no fue así. Como ha quedado patente por las fotografías anteriores la espadaña estaba ya montada sobre el piñón del atrio antes de que el injuriado arquitecto hubiese puesto manos a la obra restauradora. Por si este argumento no fuese suficiente, léase lo que escribió el ilustre académico Juan de Dios de la Rada Delgado en su artículo, tan extenso en el contenido como en el título, Basílica de San Juan Bautista fundada por Recesvinto, que se conserva en la villa de Baños de Cerrato ó de Río Pisuerga, Provincia de Palencia publicado en la revista Museo Español de Antigüedades en 1872, a raiz de una visita realizada un año antes por encargo de la Comisión de Antigüedades; dice: «...como á nueve kilómetros de Palencia, se encuentra el viajero gratamente impresionado, al ver destacarse en el limpio azul del cielo de Castilla la espadaña del venerado templo...», y en otro pasaje: «La espadaña, aunque hecha modernamente en la última restauración que el templo ha sufrido, gracias al celo de la comisión de monumentos de Palencia, conserva análoga forma á la que debió tener en su origen». Sin perjuicio de que Rada Delgado creyese que el templo había poseído desde el origen una espadaña, lo que importa es que en 1871, cuando M. Aníbal Álvarez era un joven de 21 años que estudiaba en Madrid, la espadaña de marras era una realidad desde tiempo atrás. Lo cierto es que se levantó en una restauración efectuada en 1865 de la que se tiene noticia pero no se sabe a quién atribuir. A este efecto, el citado Simón Nieto, en un artículo titulado Breve noticia de la Basílica visigoda de San Juan Bautista en Baños de Cerrato (Palencia), afirma que «...se hicieron en esta Basílica en 1865 algunas importantes reparaciones que la salvaron de una ruina cierta ... y consistieron aquellas reformas en cubrir las naves principal y accesorias, cerrar el recinto poco menos que abierto, elevar de 0'80 c/m. á un metro los muros forales del norte y sur que corresponden á las naves laterales, levantar una espadaña sobre el pórtico, y coronar todo el monumento con una cornisa dorica».

El alcance de las obras ejecutadas por M. Aníbal Álvarez se conoce fundamentalmente por referencias de terceros (Juan Agapito Revilla, Vicente Lampérez Romea, Francisco Simón Nieto) aunque hay constancia de que él mismo las calificaba como «sólo de limpieza y conservación». En conjunto, según lo expresa Javier Rivera Blanco en su libro La restauración histórica de la Arquitectura de la Alta Edad Media se trató de «una interesante, delicada y científica restauración» que debió consistir en reponer cubiertas, cerrar algunas ventanas abiertas en tiempos recientes, retirar los guarnecidos de yeso dejando al descubierto la fábrica pétrea con sus molduras y relieves, quitar el tabique que ocultaba el ábside principal para integrar éste a la nave, colocando las celosías y el altar. Simón Nieto lo describe así: «...ha sido recientemente objeto de un trabajo de investigación y reparación á la vez, que se ha llevado á cabo bajo la direcci6n del reputado profesor de la escuela de Arquitectura de Madrid, Don Manuel Aníbal Álvarez. Han consistido estos trabajos en renovar el tejado, limpiar y rehinchir los muros, y explorar los cimientos. En el curso de estas obras se han descubierto los elementos de estudio suficientes para conocer la disposición primitiva».

Por otro lado realizó una concienzuda excavación arqueológica descubriendo los cimientos y las trazas de la primitiva iglesia tal como se construyó en el siglo VII, lo que permitió el levantamiento del primer plano en el que se refleja la planta original. Vicente Lampérez dice al respecto que le estaba reservada «la gloria de hallar en 1898, la disposición originaria, desenterrando cimientos, descubriendo arranques de bóvedas y jambas de puerta, así como las pegaduras de fábricas...», y Simón Nieto añade, por su parte, que «...el interés de los nuevos descubrimientos no está aquí, sino en la forma singular de la planta, señalada con suma exactitud en los planos adjuntos, trazados y suscritos por el Sr. Aníbal Álvarez». El plano adjunto al que se refiere es éste:

Finalmente proyectó y ejecutó una verja de cerramiento, hoy desaparecida, para proteger el monumento de quienes se llegaban a él, como los muchachos del pueblo, a realizar actos vandálicos contra el edificio.

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