Arroyo de la Encomienda - San Juan Evangelista
Localización | La planta | El ábside | La portada | El interior
La iglesia parroquial de San Juan Evangelista o San Juan ante Portam Latinam fue construida a mediados del siglo XII en esta localidad vallisoletana que, como su topónimo indica, perteneció a la Encomienda de Wamba, lugar próximo de asentamiento de los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén.
Consta de una sola nave encabezada por presbiterio recto y ábside semicircular. La portada se abre en el lienzo sur. El imafronte se prolonga por encima del hastial en una espadaña con doble hueco campanero. Está ejecutado todo el edificio en sillería de irregular hechura y ha sido objeto de una reciente restauración.
Localización
Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
- Huso:30T; X=471.179; Y=4.598.307
Cartografía
La planta
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Iglesia de una sola nave cuya cabecera está formada por ábside semicircular y presbiterio recto. Al costado septentrional del presbiterio se adosó posteriormente la sacristía. La portada se abre en el muro meridional descentrada hacia los pies con respecto al eje transversal de la nave. |
El ábside
La portada
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En el muro sur de la nave se dispone un marcado arimez necesario para albergar una portada tan abocinada. Se compone ésta de seis arcos: el interior posee arquivolta lisa y descansa sobre las propias jambas de la puerta; el siguiente, también de arquivolta lisa sin moldurar, está soportado por dos pilastras; los tres siguientes están formados por sendos pares de columnas con sus respectivos capiteles y lucen arquivoltas de baquetón; el exterior, que voltea sobre un zócalo saledizo del arimez, presenta una arquivolta de almohadillas en disposición radial de sabor egipcio como la que puede verse en Santiago del Burgo en Zamora y está trasdosado por una chambrana de puntas de diamante. Remata el conjunto una cornisa a modo de tejaroz sustentada por modillones labrados. |
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De los tres capiteles del lado izquierdo, los dos interiores se adornan con motivos vegetales con abundancia de volutas y roleos; el otro muestra un ave de rapiña posada sobre el astrágalo en la arista del capitel que parece ser picoteada por otras dos aves que ocupan las caras del mismo. Los cimacios gozan de cierta originalidad: el del capitel exterior, en coherencia con los rasgos aviarios de éste, muestra varias cabezas de pájaro; el central, bastante estropeado, es foliáceo vegetal; el interior no es homogéneo, sino que en una de sus caras se exhiben dos rosetas enmarcadas en círculos y en la otra una labor de cestería. |
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Similar tratamiento han experimentado los capiteles del lado derecho. Los dos exteriores muestran hojas que terminan en frutos bulbosos o en volutas; sus cimacios se adornan con florones circuidos por zarcillos. El capitel interior es figurativo, representando una escena de caza en la que un perro galgo está apunto de apresar a un conejo o liebre. Su cimacio lo ocupan dos cuadrúpedos de aspecto felino o leonado. |
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La cornisa de la portada, como la de la nave, está decorada frontalmente por una sucesión de estrellas de cuatro puntas y abultamientos perlados, sobre la que corre un filete sogueado y, por encima de ambas cenefas, una moldura de rollos verticales. Se sustenta en modillones tallados con variedad de formas dorativas. |
El interior
En el interior, como ya se apreciaba al exterior, se distinguen con claridad los tres espacios de que se compone la iglesia: la nave de dos tramos y bóveda de ladrillo revocado con yeso que debió sustituir a una primitiva bóveda de piedra o, lo que es más probable, a una cubierta de armaduras de madera, el presbiterio de menor anchura que la nave, y el ábside de luz aún más reducida, lo que da lugar al característico escalonamiento de estas tres piezas. La bóveda del presbiterio es de medio cañón; la del ábside es de horno.
El paso de la nave al presbiterio se produce a través de un sencillo arco triunfal doblado soportado por pilastras, todo ello liso, sin capiteles ni ornamentaciones, salvo una moldura jaqueada con misión de imposta que circunda perimetralmente toda la cabecera.
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Interiormente las ventanas del ábside tienen un aspecto muy parecido al exterior: arco de medio punto que arranca desde unos gruesos cimacios algo avanzados a modo de esbozo de imposta, capiteles y basas de gran altura en relación a la longitud total de la columna y fustes desproporcionadamente robustos y chaparros. Los capiteles de las ventanas laterales tienen una composición común: una figura humana o quimérica con la cabeza en el vértice del capitel cuya decoración se completa con algunos elementos botánicos. La ventana central fue mutilada en alguna ocasión en que se debió instalar un camarín, habiéndose cercenado los cimacios y lastimado los capiteles. En la siguiente galería de imágenes pueden observarse con detalle todos los capiteles.
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