Zamora - Santiago de los Caballeros


Localización | La planta | El ábside | La portada | El interior

Conocida asimismo como Santiago el Viejo, en contraposición a Santiago del Burgo o Santiago el Nuevo, y en ocasiones también como Santiago de las Eras, esta pequeña iglesia se encuentra extramuros de la ciudad de Zamora y está adscrita a la parroquia de San Claudio de Olivares. Se desconocen los detalles de su fundación aunque está documentada su existencia en 1168; su construcción, no obstante, debió realizarse al menos un siglo antes, seguramente a mediados del siglo XI.

Existen tradiciones en torno a este templo que tienen mucho de leyenda y poco de verdad histórica, por lo que no constituyen bases para la datación. Se dice que tras la muerte de Sancho II en 1072 a manos de Vellido Dolfos junto a los muros de la ciudad fue en esta iglesia en la que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, tomó juramento a Alfonso VI de no haber intervenido en el asesinato de su hermano. También narra la tradición zamorana que fue en este lugar en el que el Cid fue armado caballero en 1065 por el rey Fernando I, hecho éste al que debería la iglesia de Santiago el apelativo «de los Caballeros».
Su fábrica, muy remendada, es hoy de sillería en algunos paños y mayoritariamente de mampostería arenisca un tanto irregular y pobre.
Posee la declaración de Monumento Nacional otorgada el 3 de junio de 1931.

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=269.771; Y=4.597.896
Cartografía

La planta


Planta rectangular de una sola nave muy alargada y cabecera formada por ábside en hemiciclo y presbiterio recto. El par de pilastras y las columnas a ellas adosadas que aún se conservan dan pie a conjeturar que en su momento estuvo dividida en varios tramos a pesar de la continuidad que hoy se observa en la nave. Puerta de acceso abierta en el muro meridional y dos ventanas de aspillera, una en el eje del ábside y la otra en el lienzo norte.

El ábside


La fábrica del ábside es muy dispar en su ejecución. En la base muestra un zócalo de sillería de reciente hechura y sobre él un muro de sillares más antiguos en el que se aprecian claramente dos zonas que no disimulan su distinto grosor: la septentrional parece ser la primitiva, mientras que la meridional ha debido ser rehecha posteriormente. La coronación del muro está realizada con mampostería en una fase todavía más tardía. Esto indica que la actual cornisa no puede ser la original y que la bóveda de horno que cubre el ábside tampoco lo es. Cuenta con una sola ventana saetera en posición axial.

La portada


En el muro sur de la nave se encuentra la única entrada de que dispone la iglesia. La portada, muy maltrecha e irregular, parece estar mal encajada en el muro, apreciándose una ostensible falta de uniformidad en la fábrica y en el plano de los paramentos, como si su ejecución no fuese simultánea a la del resto del lienzo.
Es de arco de medio punto de dos roscas lisas trasdosadas por una amplia chambrana ajedrezada, apoyando en una sencilla imposta sobre las pilastras que conforman las jambas.

El interior


Queda visible al interior la formación de la cubierta de la nave a dos aguas con estructura de madera y la bóveda de cascarón que cubre el ábside y el corto presbiterio. Llama poderosamente la atención el arco triunfal y los dos soportes de un hipotético arco fajón inexistente. No resulta evidente que alguna vez haya estado abovedada la nave, pues si bien la presencia de estas pilastras y las semicolumnas entregas pudieran denotarlo, existen también detalles que ponen en duda esa posibilidad.

Lo que sí puede afirmarse es que la bóveda de horno absidial no es la primitiva, que debió hundirse, sino la levantada en su sustitución tiempo después cuya prolongación cubre asimismo el presbiterio.
El magnífico arco triunfal presenta triple arquivolta, caso infrecuente en los arcos de este tipo y sin parangón en Zamora. La arquivolta interior no está moldurada mientras que las otras dos exhiben respectivos gruesos boceles. Cargan sobre columnas acodilladas que descansan a su vez en un alto podio por medio de basas áticas y elevados plintos.

El conjunto de capiteles del lado izquierdo visto desde la nave lo conforman un primer capitel de cesta ornada con motivos vegetales a base de hojas de acanto, otro central que muestra un hombre desnudo que exhibe su miembro sexual y una mujer con faldellín aprisionados ambos por una serpiente, pudiendo representar quizás a Adán y Eva, y un tercer capitel que en su cara orientada hacia la nave tiene tallada una pareja formada por un hombre y una mujer y en las otras dos caras sendos leones afrontados de desproporcionadas patas. Todo el trabajo escultórico resulta muy rudo y de dudosa interpretación. Los cimacios presentan adornos de roleos, tallos y hojas, además de unas cabecitas animalescas o humanas en los vértices.
Los capiteles del lado derecho son todos ellos figurativos y representan: el interior, un cuadrúpedo leonino en cada una de sus caras; el central, una mujer acuclillada con las manos cruzadas posadas sobre las rodillas dejando ver un sexo explícito y desmesurado, y dos aves afrontadas que unen sus picos; en el capitel exterior, dos leones con las cabezas enfrentadas que sostienen una bola con las garras delanteras y se ven rodeados de zarcillos y tallos. En los cimacios se dibujan roleos, palmetas y otras formas vegetales en las que se intercalan cabezas zoomorfas y piñas.
El soporte izquierdo del supuesto arco fajón que no se sabe a ciencia cierta si llegó a existir se encuentra coronado por este capitel. Tiene un collarino doble sogueado como manifestación de su arcaísmo y alta cesta con un orden inferior de motivos vegetales -palmetas, piñas, hojas aciculares,...- y otro superior figurativo en el que se representa un conjunto de cuadrúpedos leonados y de seres humanos en intrincadas actitudes. Puede apreciarse en esta imagen de la cara que mira hacia el fondo de la nave a un personaje que sostiene una bola en su mano alzada y monta a lomos de uno de esos supuestos leones. Lleva éste al cuello una soga que atenaza asimismo por el cuello al personaje situado encima de él en el ángulo de la cesta, tal como puede verse en la foto que se adjunta al margen. Se completa la escena con otros tres leones, uno de los cuales muerde la soga que los entrelaza a todos. Esta otra imagen correspondiente a la cara orientada hacia el ábside muestra el resto de la iconografía.
El cimacio se adorna con palmetas enlazadas y muestra en sus vértices una bola y una cabecita zoomorfa que muerde otra bola.
El capitel del lado derecho es también figurativo pero más complejo y confuso que su opuesto. Se cuentan en él hasta una docena de personajes masculinos y femeninos, además de un animal de aspecto equino y alguna serpiente, todos en ademanes que pueden interpretarse como circenses, lujuriosos y de pelea, pero, en todo caso, en amontonado desorden y sin que representen una escena coherente. El astrágalo de este capitel es de bocel y el cimacio de palmetas con cabezas animalescas de aire porcino en los vértices. En esta otra imagen puede observarse la cara occidental del mismo capitel.
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