Zamora - Santo Tomé


Localización | La cabecera | Las fachadas | La portada principal | El interior

La iglesia románica de Santo Tomé de Zamora debió construirse en las primeras décadas del siglo XII según se infiere de sus rasgos estilísticos que la relacionan con la iglesia de Santa Marta de Tera, al norte de la provincia, erigida en los confines de los siglos XI y XII. Por otra parte, existe un documento de 1126 en que se habla de Santo Tomé como recientemente edificado. Hay constancia de que formó parte de un monasterio hasta 1135 en que se incorporó a la sede episcopal.

De época románica se conserva la cabecera, parte del muro septentrional y la portada que se abre en esta orientación. El resto, incluida su actual configuración estructural, es el resultado de actuaciones posteriores. En concreto, la espadaña se levantó en 1832.

Fue declarada Monumento Nacional el 3 de junio de 1931.

Aunque originalmente fue de tres naves y triple ábside recto, hoy mantiene la cabecera con sus tres capillas, pero las naves se han fundido en una sola de tres tramos. La portada norte es original, mientras que la que da acceso por el oeste se abrió al levantarse la espadaña en el siglo XIX. Hasta hace muy poco (año 2010) existían edificaciones ajenas a la iglesia adosadas a su fachada meridional; ahora, tras el derribo de aquellas, lucen exentos sus cuatro costados.

Localización


Coordenadas UTM (Datum ETRS89 y WGS84)
  • Huso:30T; X=271.076; Y=4.598.052
Cartografía

La cabecera


Está formada por una capilla central y dos laterales, éstas de menores dimensiones que aquélla. Siguen en su trazado de planta cuadrangular la disposición adoptada por otras iglesias de la misma capital zamorana como San Cipriano, Santiago del Burgo, San Esteban o San Juan Bautista. Constituye este conjunto absidal la parte más antigua de la iglesia perteneciente a la primitiva construcción.
El hastial de la capilla central se caracteriza por estar dividido horizontalmente en tres cuerpos mediante dos impostas ajedrezadas, una a la altura de los cimacios de los capiteles de la ventana y otra en la base de ésta. Verticalmente destacan las dos columnas adosadas que se alzan hasta la segunda imposta con la que hacen coincidir los cimacios de sus capiteles, prolongándose hasta la cornisa en forma de rústicas pilastras. Los fustes de dichas columnas seccionan la imposta más baja y se coronan con capiteles de motivos vegetales.
Los dos capiteles de las columnas adosadas responden a una composición similar: un primer orden de anchas hojas de cuyo extremo penden bolas o pomas, y otro superior de hojas más finas y volutas. No obstante se diferencian en el ornato, pues mientras que el de la izquierda (el de la imagen lateral) muestra las hojas repujadas con perlas, nervios y minucioso detalle, el otro capitel las tiene lisas y sencillas.
El centro del hastial lo ocupa una amplia ventana formada por dos arcos de medio punto lisos trasdosados por sendas molduras a modo de chambrana, la interior ajedrezada y perlada, y la exterior con un motivo vegetal repetitivo compuesto por dos volutas trabadas por un anillo del que surgen tres hojitas. La imposta sobre la que descansan los arcos, así como el cimacio del capitel derecho, ostentan esta misma decoración. En el cimacio izquierdo se alinean una serie de roleos tangentes formados por cualículos y tallos vegetales. Los capiteles de las columnas acodilladas son similares en su decoración a los de las columnas adosadas al paramento del hastial.
La cornisa de la capilla central es lisa en el lado sur y ajedrezada con los cuadrados hundidos perlados en el frente y en el lado norte. La sostienen una serie de canecillos de variada composición ornamental, algunos de ellos, los menos, figurativos como el que se muestra en la imagen lateral. Representa éste a un individuo sedente portando un barril a hombros, símbolo del vicio de la bebida. Hace pareja con él en el ángulo opuesto otro canecillo con un sujeto en similar posición sedente o acuclillada que trata de liberarse de una serpiente que se le enrosca pasando por detrás de su cuello. Merecen mención algunos otros canecillos como el de una figura femenina sosteniendo una bola en su regazo, una cabeza monstruosa devorando a un humano del que sólo asoman las piernas, otro individuo acuclillado o motivos vegetales.
El ábside septentrional acusa las secuelas de los añadidos y remociones que ha sufrido presentando la zona superior del hastial guarnecida en defecto de la primitiva sillería. Posee una ventana parcialmente reconstruida formada por arco de medio punto de ornamentación ajedrezada, dos columnas acodilladas y sendos capiteles labrados. De ellos, el de la izquierda está muy estropeado y escasamente muestra su configuración vegetal; el capitel derecho aún deja ver dos aves posadas en el astrágalo que giran sus cabezas hacia atrás para picotear un fruto bulboso y, en el centro, una hoja palmeada.
La fábrica del ábside meridional también ha sufrido importantes daños reparados con mampostería por encima de la ventana. Ésta, como las demás, es de arco de medio punto que en este caso se ha rehecho en ladrillo. Conserva las columnas acodilladas y los capiteles muy deteriorados en los que apenas se distinguen los motivos que representan: dos leones afrontados, el capitel derecho, y un individuo entre serpientes, el capitel izquierdo. Los cimacios de estos capiteles se adornan con hojitas y tallos vegetales que forman roleos. La imposta que corre bajo la ventana es ajedrezada.

Las fachadas


El estado en que se encuentra en la actualidad la fachada meridional es fruto de la restauración llevada a cabo en 2010. Como consecuencia de la misma se descubrió y rehabilitó la portada existente en dicha fachada que era desconocida hasta entonces. También se rehizo el contrafuerte que ahora sobresale de su paramento. Con anterioridad a la mencionada restauración, la fachada sur estaba oculta por el adosamiento a ella de una serie de edificaciones de las que se ha visto liberada. Este era el aspecto que ofrecía el lienzo exterior meridional tras la demolición de las construcciones parásitas.
Como se acaba de decir, esta portada totalmente ignorada apareció al restaurar la fachada meridional. No sólo estaba oculta por el exterior debido a las construcciones adosadas sino que había sido chapada por el interior de forma que tampoco resultaba aparente. Se trata de un arco muy apuntado soportado por dos deterioradas columnas de fuste corto. Lo curioso es que el hueco exterior practicado en la hoja externa del grueso muro no se corresponde con el abierto en la hoja interior que presenta un desplazamiento de más de la mitad de la luz del hueco. Así se aprecia también en esta imagen del paramento interno.
Esta fachada se rehizo totalmente en el siglo XVIII configurando el hastial como lo vemos ahora, desmontando la portada románica que supuestamente existiría en este muro y abriendo el hueco adintelado que sirve de acceso actual al templo. La espadaña que remata el imafronte se levantó en 1832.
En la fábrica de esta fachada se aprecian sillares y aun dovelas reutilizadas procedentes de la obra románica.
Es la fachada menos manipulada y que mejor conserva su disposición original, cuyo elemento principal lo constituye la portada que luego se describe con más detalle. Destacan, además de dicha portada, los dos robustos contrafuertes que la delimitan y un tercero menos potente en correspondencia con el de similar ubicación en la fachada meridional.

La portada principal


Se sitúa en la fachada norte, centrada en el segundo tramo y flanqueada por sendos contrafuertes. Aunque se trata de la portada original denota haber sido desplazada en el curso de alguna de las reformas, con lo que supone de desmontaje y montaje de sus elementos, algunos de los cuales parecen estar desubicados de su prístina posición. Es de arco de medio punto con arquivoltas que descansarían sobre tres pilastras y otras tantas desaparecidas columnas acodilladas por cada lado.
Aquí se aprecia la composición ornamental de la portada. El arco presenta su cara frontal lisa y una sucesión de rollos en el intradós. Le sigue una arquivolta con bolas sobre puntas de diamante perladas, una baqueta en la que va enrollada una cinta, roleos anillados cuyos tallos terminan en hojas nervadas, una última arquivolta arrasada en la que se percibe un borde en zigzag y ana chambrana también arrasada que debió de ser ajedrezada.

El interior


Ya ha quedado dicho que originalmente se trataba de una iglesia de tres naves con sus respectivas capillas, si bien la remodelación sufrida en el siglo XVIII dio lugar a la actual distribución y configuración estructural en base a una nave única de tres tramos separados por arcos diafragma de medio punto y luz reducida para evitar la excesiva elevación, lo que determina la existencia de dos amplios machones colaterales.

Se cubre la nave con armadura de madera a dos aguas, de menor altura en las zonas correspondientes a lo que fueron las naves laterales, apoyando sus jácenas sobre los arcos diafragma, el hastial occidental y el muro que carga sobre los arcos de ingreso a las capillas.
Los tres ábsides se cobijan bajo bóvedas de cañón que, si bien responden a la tipología original con que fueron construidas, han sufrido una restauración completa.

Ábside central

La bóveda del ábside central arranca desde una imposta lisa y en su encuentro con el muro frontal va reforzada mediante un arco perpiaño poco habitual en esa posición. Las columnas acodilladas que soportan este arco poseen capiteles de cimacio liso y cesta muy erosionada. El capitel izquierdo representa una pareja de aves con las cabezas afrontadas; el derecho muestra ornamentación vegetal.
A cada lado del ábside central, junto a la embocadura, existen sendos pares de arcos ciegos que descansan sobre el muro sin interposición de capiteles, sino únicamente mediando una imposta lisa prolongación de la que corre por todo el interior de esta capilla.
El arco triunfal de acceso a la capilla central está peraltado y es casi imperceptiblemente ultrasemicircular; estriba en dos semicolumnas rematadas por capiteles de escaso interés, ambos con adornos de temática vegetal. El de la derecha es el que se muestra en la imagen lateral junto a este texto; el otro capitel puede verse en esta imagen. Se dobla el arco con un bocel en el que se ha tallado una labor de cestería y se remata con chambrana ajedrezada de doble fila.
Suele ser habitual y generalizado que las ventanas de los ábsides dispongan de estrechas aberturas de tipo aspillera. El hueco del ventanal de esta capilla central es inusualmente grande. Lo forma un arco liso al que acompañan tres arquivoltas: la interior está constituida por hojas picudas de nervio perlado que vuelven sus puntas hacia sendas bolas; la intermedia es taqueada con picos estrellados de cuatro brazos alojados en los huecos que dejan los tacos; la arquivolta externa es de simple baquetón (aquí puede verse un detalle de estas arquivoltas). Envuelve el conjunto una chambrana de roleos muy desgastada de la que sólo queda apreciable la zona de la clave.
El baquetón que forma la arquivolta externa descansa sobre un par de columnillas rematadas por capiteles. Ambos tienen ornamentación vegetal con hojas nervadas que forman bolas en sus extremos y con caulículos que se enroscan en la parte superior de la cesta dando lugar a las típicas volutas (en la imagen el capitel izquierdo).

Ábside lateral derecho

La bóveda de esta capilla, como las demás, es de medio cañón, pero a diferencia de la del ábside principal ésta no arranca de una imposta lisa sino ajedrezada de tripe hilera de tacos. El arco de ingreso es algo peraltado y ultrasemicircular, estando soportado por semicolumnas dotadas de capiteles pero no de basas. La dobladura del arco hacia la nave gravita sobre el muro con interposición de una imposta ajedrezada que no es sino prolongación de la general del ábside interrumpida por los capiteles dotados de sus propios cimacios. Sobre la dobladura, a modo de chambrana, corre una moldura baquetonada de tacos similar a la imposta.
Los dos capiteles del arco triunfal son similares entre sí: ornamentación vegetal en base a hojas de nervio perlado con bolas o pomas en sus puntas. Los cimacios no siguen el motivo jaqueado de la imposta y se adornan con tallos enrollados formando volutas (en la imagen anexa a este testo se muestra el capitel del lado izquierdo; el capitel opuesto puede verse aquí).
La ventana, aun de menores dimensiones que la del ábside central, no es de aspillera sino de bastante mayor apertura. Doblando el arco de medio punto del vano se desarrolla una arquivolta que se adorna con hojas y tallos y se remata con un cordón sogueado. Descansa sobre capiteles rehechos ajustados volumétricamente al sólido capaz con un pequeño resto original en el cimacio del situado a la derecha. Circunda a esta arquivolta una especie de chambrana jaqueada de triple hilera de tacos.

Ábside lateral izquierdo

Este ábside, como los otros, se cubre con bóveda de cañón, estando en este caso no sólo restaurada sino enfoscada y pintada. Arranca de una imposta de billetes. También como los arcos triunfales del otro par de ábsides, el de éste es peraltado y algo ultrasemicircular. Al igual que ocurre en el arco del ábside lateral derecho, también aquí la dobladura del arco hacia la nave apoya sobre el muro por medio de una imposta ajedrezada y está circundada por una chambrana de baquetón ajedrezado.
Lo que resulta singular de este ábside en relación con las restantes capillas es el valor escultórico de los capiteles de su triunfal. El que se muestra en esta imagen corresponde al del lado derecho del arco. Representa la adoración de los Reyes Magos, los cuales, por razones de simetría compositiva, están duplicados en ambas caras laterales del capitel. En la central se ve a la Virgen sentada teniendo en su regazo a Jesús coronado. A uno y otro lado de María, la estrella de Oriente y, siguiéndola, los tres reyes con sus ofrendas. En esta imagen se puede ver el ángulo opuesto del mismo capitel.
La composición de este capitel, el situado al lado izquierdo del arco, es similar al opuesto. Representa en la cara frontal a la Virgen teniendo al Niño sobre sus rodillas, y en la caras laterales, simétricamente a uno y otro lado, tres pastores con ofrendas no identificadas pero de forma circular. El ángulo opuesto de este mismo capitel puede verse en esta imagen.
Esta ventana, como su pareja de la capilla de la derecha, posee una luz inusualmente grande, lejos de la de las típicas de aspillera, y conserva escasos elementos originales, como no sea un fragmento del capitel izquierdo, el maltrecho capitel opuesto y la dobladura jaqueada.
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